El síndrome que sufren los azulgranas es para estudiarlo en la mejor universidad de psicología del mundo. Tan pronto enamoran con su juego de dibujos animados como se transforman de la noche a la mañana en un equipo mediocre cuyos jugadores deambulan por el campo sin encontrar su rumbo. Y, casualidad o no, la peor cara del Barça se ve siempre lejos del Camp Nou. ¿Qué le pasa realmente a este equipo? A continuación se intentan discernir algunas de las causas del paupérrimo rendimiento de los culés.
Mientras muchos ven en el Barça el mismo problema que ya sufrió el Real Madrid de “los galácticos”, el fin de un ciclo, otros, esperanzados porque vuelva el juego que enamoró a toda Europa hace no mucho tiempo, buscan otro tipo de causas para explicar el bajísimo rendimiento de los culés esta temporada: acomodo de las estrellas disfrutando de su estatus, pretemporada mal planificada, falta de mano dura por parte del entrenador, jugadores conformistas sin hambre de títulos al haberlo ganado (casi) todo, ovejas negras… Pero aparte de esto algún fenómeno paranormal debe producirse en ese vestuario. No puede ser que los mismos jugadores jueguen tan bien en el Camp Nou y rocen la mediocridad fuera de casa. ¿Síndrome del Camp Nou? Nadie puede afirmarlo con rotundidad, pero ahí están los resultados.
Fantasmas aparte, la principal razón de este bajón de juego y de resultados la podemos encontrar en las múltiples bajas que el equipo ha sufrido en este inicio de campaña. De todas ellas, sin duda alguna, las que más ha acusado el Barça han sido las de Deco y Eto’o. El portugués aportaba seguridad en el mediocampo y equilibrio al juego del equipo. Ninguno de sus sustitutos ha sido capaz de realizar ese espléndido “trabajo sucio” que Deco desempeña “pegándose” con todos los contrarios para impedir que jueguen el balón con facilidad. Dicho trabajo muchas veces pasa inadvertido, pero es vital para que este Barça funcione.
Por su parte, Samuel Eto’o, que sólo ha podido disputar un partido esta temporada, aporta al equipo esa garra y esa lucha que sólo Puyol parece demostrar ahora en el terreno de juego. Si por algo se caracterizaba el equipo culé era porque el primer defensa era el delantero centro, que presionaba la salida del balón del rival desde el área contraria. En eso el camerunés era una pieza clave. Además de todo esto, desde que Eto’o se lesionó se echa en falta esa facilidad para meter goles de la que presumían los culés. Ni Henry, ni Bojan, ni ningún otro gozan de ese gol que sí tiene el “9” azulgrana.
Respecto al rendimiento de algunos jugadores, todo el mundo coincide en que Ronaldinho ya no es el que era. El que fue considerado como mejor jugador del mundo hace un par de años ha pasado al ostracismo. El brasileño ya no demuestra tanta explosividad como antes y simplemente aparece en los partidos para dejar algún destello de calidad que no sirve para mucho. Rijkaard por fin le ha mandado al banquillo y parece que el “10” ha reaccionado. En los últimos partidos se le ve más participativo cuando salta al campo, pero aún así todavía le falta mucho para ser aquel jugador desequilibrante.
De momento el Barça se mantiene en lo alto de la clasificación a pesar de todos los problemas. Gran parte de culpa la tienen Iniesta, Messi y Xavi, “esos locos bajitos”, como los califican algunos. Los tres canteranos (el Barça demuestra una vez más que cuida sus categorías inferiores), junto a otros como Puyol, están sustentando al equipo en los momentos más difíciles. Aunque mucho tiene que cambiar por “Can Barça” si no quieren que el Real Madrid, penoso en su juego, pero impecable en cuanto a resultados, se escape en la clasificación de la Liga.
Para alegría de los aficionados barcelonistas, tanto Samuel Eto’o como Deco volverán a jugar dentro de poco. Se espera que con la vuelta de ambos desaparezcan los fantasmas y el equipo reaccione. A ver si con ellos el Barça vuelve a ser aquel equipo que conquistó dos Ligas y una Champions League y olvida el “síndrome del Camp Nou”…
No hay comentarios:
Publicar un comentario