Ni el síndrome post-vacacional de los allí presentes ni el frío invernal fueron impedimento para que Santiago Coca compartiera su sabiduría con los alumnos de la facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid el pasado 8 de enero del recién estrenado 2009. Esta “enciclopedia viviente”, un referente en cuanto al ámbito periodístico del deporte se refiere, habló de la vida, de deporte y de periodismo. Animó a sus pupilos a seguir adelante con sus ilusiones y también les advirtió de que en el futuro “pueden llegar a tener una influencia mayor de la que imaginan”.
Este doctor en Ciencias de la Información por la UCM (“vuelvo a casa”, indicó) sólo necesitó unos segundos para sentirse cómodo en lo alto de la tarima. No en vano Santiago Coca es también profesor de la Escuela Nacional de Entrenadores de Fútbol y por sus manos han pasado técnicos de la talla de Luis Aragonés, Pep Guardiola o Jorge Valdano, entre otros. Su facilidad de palabra y su don para la comunicación aparecieron en seguida y se mantuvieron durante la distendida charla que mantuvo con los estudiantes.
Lejos de comenzar su intervención pasando directamente al deporte, tema central de la asignatura en la que estaban matriculados sus oyentes, empezó hablando de la vida. Se declaró seguidor del filósofo francés Edgar Morin y de su Pensamiento Complejo. “Nada es simple”, sostiene esta teoría, “la simplicidad no es más que un disfraz de la pereza y la falta de esfuerzo”. El Pensamiento Complejo se sustenta en cuatro pilares básicos: el orden, el desorden, la relación y la organización. “La ecuación de la vida se extrae de la suma de estos cuatro factores”, apuntó Coca, quien inmediatamente llevó su elocución al tema deportivo.
El profesor de la Escuela Nacional de Entrenadores de Fútbol afirmó que no existe ‘el deporte’ en singular, sino que son ‘los deportes’, en plural. Esta complejidad se ha ido adquiriendo con el paso de los años y se puede observar en la evolución de los Juegos Olímpicos. Desde su nacimiento en Grecia, en los que sólo había una prueba, hasta estos últimos celebrados en Pekín han cambiado mucho. “Aquellas manifestaciones gestuales y deportivas de antes no las encontramos en la actualidad”, subrayó.
A continuación Santiago Coca se centró en el ámbito puramente periodístico del deporte. Explicó que los profesionales del periodismo deben dejar de lado sus sentimientos, sus aficiones y sus colores a la hora de llevar a cabo su profesión. “La verdadera labor del periodista es buscar la verdad y para ello lo correcto es documentarlo con datos, gráficos y estadísticas”.
En este punto de la conferencia mezcló el deporte con su perspectiva empresarial poniendo como ejemplo el seguimiento exhaustivo que se fue haciendo durante este verano, día tras día, del (frustrado) fichaje de Cristiano Ronaldo por el Real Madrid. “¿El fin justifica los medios?”, se preguntó Coca, “porque muchas veces la pureza del periodismo se ve coartada por los intereses comerciales de la empresa para la que trabajan los reporteros que cubren determinadas informaciones”. Así saltó a la palestra la publicidad, la principal sustentadora de los medios de comunicación. Es ella la que obliga a los ‘mass media’ como la televisión a modificar los horarios de los eventos deportivos. Todo con el objetivo de que las empresas informativas consigan más audiencia y más beneficios (EE.UU. impuso a la organización de los JJ.OO. de Pekín que sus deportistas compitieran al final de la jornada para que así se pudiera seguir en ‘prime-time’ en el país norteamericano).
Antes de dar por finalizada su charla con el correspondiente turno de preguntas, en el que salieron a colación temas tan de moda como la clave del éxito de Pep Guardiola, uno de sus pupilos, en el Barça (“es un profesional que ama su trabajo y a la gente que le rodea por encima de todas las cosas”), se habló del poder de los periodistas. Culpó al tipo de lenguaje belicista que se usa en las crónicas y en las narraciones deportivas de fomentar la violencia entre los aficionados. Haciendo un símil de guerra, comparó las palabras con armas y dijo que “muchos los periodistas no son conscientes de la influencia que tienen en la opinión pública”.
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