‘¡Qué rápido pasa el tiempo!’. ¿Cuántas veces has utilizado
esta frase? Seguro que muchas porque es cierto: se nos pasa la vida volando. El problema viene cuando somos nosotros
los culpables de que esto sea así, de no aprovechar cada momento como si fuera
el último, de no disfrutar lo que tenemos por pensar en lo que podríamos tener.
Tranquilo, no quiero ponerme filosófico buscándole el
sentido a la vida, sólo quiero trasladar esta situación al mundo de los videojuegos. Desde hace unos años vengo
observando un fenómeno que me preocupa demasiado: el ciclo de vida de los juegos no es el adecuado. No estoy hablando de
que sus historias duren más o menos, sino del camino que sigue un título desde
que es anunciado a bombo y platillo hasta que cae en el olvido.
Generalmente las compañías se encargan de presentar en
sociedad sus grandes obras maestras por todo lo alto y mucho tiempo antes de
que se pongan a la venta. Durante ese periodo, que puede llegar incluso a los dos años, es incesante el bombardeo de
noticias, imágenes promocionales y tráilers que nos ponen los dientes largos y
nos hacen desear jugar a este título.
El problema llega cuando la fecha de lanzamiento se acerca.
La gran traca final de la campaña de
marketing nos promete que será ‘un juego para toda la vida’ y que ‘marcará
un antes y un después en la historia de los videojuegos’. Sin embargo, al poco
tiempo de llegar a las estanterías de las tiendas (a veces incluso ‘demasiado
poco tiempo’) ya nadie se acuerda de él.
¿Será porque las críticas no están a la altura de lo
esperado? ¿Porque los jugones tenían el ‘hype’
por las nubes y se llevan un chasco al probarlo? ¿Porque casi sin tiempo para
digerirlo ya toca hablar del próximo gran lanzamiento? No tengo la respuesta a
estas preguntas, pero sí unos cuantos ejemplos de títulos que entraron en
nuestras vidas como un elefante en una cacharrería y de los que ahora, o en
cuestión de unos días, pasarán a ocupar un lugar en el mueble de los juegos de
segunda mano a un precio irrisorio: Assassin’s
Creed Unity, Titanfall, DriveClub, Sunset Overdrive, Evolve, Watch Dogs, Alien:
Isolation, The Order: 1886…
Ojalá seamos capaces de revertir esta situación y de
disfrutar de los juegazos que nos llegan sin pensar en los que están por llegar
en el futuro. Sólo así podré dejar de utilizar una de mis frases favoritas: “Un juego es el mejor del mundo… hasta que
se produce su lanzamiento”.
**Publicado en AlfaBetaJuega el 26-02-15**
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