¡Qué injusto es el fútbol! El Getafe no se merecía un palo así de duro. Este gran equipo acarició la gloria con la punta de sus dedos durante más de dos horas. Pero “el dios del fútbol” sacó a relucir su lado más tenebroso dejando a sus jugadores con la miel en los labios una vez que ya estaban casi saboreándola. Ni tan siquiera el todopoderoso Bayern de Munich pudo con el Getafe. Sólo la mala suerte hizo que no se cumpliera el sueño de toda España. Porque serán los alemanes y no los madrileños los que paseen sus colores por las semifinales de la Copa de la UEFA. Llantos, muchos llantos, se derramaron al final del partido. Pero algo quedará por encima de todo: el coraje que tuvieron diez jugadores plantándole cara y mostrando cómo se juega al fútbol a uno de los grandes equipos de Europa. Provocaron que toda España vibrase con su juego y que maldiciera hasta la cerveza alemana. El fútbol es así y nada se puede hacer sino alegrarnos por este equipo modesto que ha demostró que se pueden conseguir grandes éxitos sin necesidad de tener un presupuesto desorbitado. Grande este Geta. Seguro que pronto te veremos otra vez por estos lugares privilegiados...
Diez y media de la noche. Todas las crónicas estaban terminadas. Las portadas de los periódicos iban a reflejar la alegría de un Getafe haciendo historia al colarse en las semifinales de la Copa de la UEFA. El partido estaba siendo épico. El equipo azulón estaba dando una lección de buen fútbol y de orgullo, jugando con un hombre menos casi desde el inicio tras la expulsión de De la Red. Mientras tanto, el Bayern de Munich acechaba una y otra vez la portería azulona sin conseguir premio alguno. El marcador reflejaba un 1-0 desde el minuto 43 merced a un gol de casta de un Contra otra vez convertido en héroe. El jugador rumano recogió el balón en su campo y echó a correr, dejó atrás a dos defensas con un elegantísimo slalom y batió a Khan desatando la locura en Getafe.
Los azulones controlaron el “tempo” del partido en todo momento. Casquero y Celestini se estaban comiendo ellos solitos a los rudos centrocampistas germanos. Pero no eran los únicos jugadores del Getafe que estaban dando un recital: Cortés (¿no es un buen lateral derecho para la Selección?) recorría una y otra vez toda la banda para atacar y defender con una solvencia exquisita, Tena y Belenguer (vista la escasez de centrales nacionales, ¿por qué no llevar a este último a la Eurocopa?) mantuvieron a raya a delanteros de la talla de Luca Toni, Ribery y Klose, Abbondanzieri pedía calma a los suyos cuando ésta faltaba, Manu del Moral primero y Braulio después se batían el cobre contra un Lucio tan bestia como buen defensa… Todos rindieron a un nivel excepcional. Todos, absolutamente todos, se dejaron la piel en el campo. Así, no fue extraño que varios jugadores azulones se tirasen al suelo exhaustos y con calambres en las piernas. Porque, no hay que olvidarlo, el Getafe estaba comiéndose a todo un Bayern de Munich ¡con diez jugadores!
Quedaban apenas dos minutos para que el árbitro pitase el final y la alegría estallase en el Coliseum Alfonso Pérez. El partido estaba prácticamente terminado, pero las risas se transformaron en llantos de repente. Ribery, en el último suspiro del partido, empataba la contienda y mandaba a todos a la prórroga. Gran chasco para todos. Pero en ese momento de impotencia, los aficionados dieron una lección a toda Europa y, lejos de decaer, se levantaron y empezaron a animar a los suyos con todas sus fuerzas. El estadio y toda España era azulona…
Los alemanes estaban aterrorizados y se notó en el inicio de la prórroga. Cual púgil ganador, Casquero y Braulio lanzaron dos derechazos a la mandíbula que los alemanes encajaron sin que pudieran defenderse. Les pillaron por sorpresa, no se esperaban un ataque de tal magnitud. Ni ellos, ni tan siquiera todos los aficionados del Getafe, que se debatían entre la alegría y la incredulidad. El Bayern de Munich estaba noqueado y así se vio durante los siguientes minutos. Sus jugadores fueron incapaces de conseguir un gol. Pero el fútbol tiene estas cosas y los equipos alemanes poseen ese sello que también caracteriza a los italianos: la suerte de los campeones. Un fallo del Pato Abbondanzieri, que regaló a Luca Toni un gol en el minuto 115, les metió de nuevo en el partido. Y fue otra vez el delantero italiano el que calló a todo el estadio poniendo el 3-3 en el marcador. De nuevo en el último suspiro y mandando una vez más las crónicas de los periódicos y las ilusiones de toda una ciudad a la papelera El Bayern de Munich se clasificaba para las semifinales (sin conseguir ganar ninguno de los dos partidos) a un Getafe que se quedaba a las puertas del cielo.
Toda España, y gran parte de Europa, lanzó el mando de la televisión al suelo maldiciendo a aquel delantero italiano y a la maldita “suerte del equipo grande”. Más de un llanto desconsolado pudo verse en el estadio y en los bares, donde gente de todos los equipos se habían unido bajo la bufanda azul del Getafe. La Copa de la UEFA se había terminado para los getafenses por este año. Pero los aficionados al buen fútbol saben que este equipo volverá. Y para alzarse con el trofeo…
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