El jueves por la noche emitieron en Canal + un documental sobre la retirada de Zinedine Zidane que recomiendo encarecidamente a todos los amantes del fútbol en general y a los seguidores del jugador francés en particular. Está magníficamente hecho y además es una fantástica oportunidad de conocer de primera mano las sensaciones de todo un número uno en el mundo del fútbol ante los últimos partidos de su dilatada carrera deportiva.
Cuando Zidane anunció que dejaba el fútbol al finalizar el Mundial de Alemania empecé a pensar que debía hacer algo especial, ya que decía adiós uno de los grandes nombres propios del fútbol que seguramente será recordado como una leyenda. Me sentía en la obligación de rendirle mi pequeño homenaje como agradecimiento por todas las buenas tardes y noches de fútbol que me había hecho pasar. Y es que el ex-jugador del Real Madrid lo tenía todo: elegantes movimientos sobre el campo, un delicado toque con el que parecía mimar el balón, regates de salón que dejaban atrás a sus rivales atrás sin que éstos pudieran hacer nada, goles de fantasía como aquel zurdazo que se inventó el día de la Novena en Glasgow…
Aprovechando mi afición por el periodismo, pensé en escribir un pequeño artículo agradeciéndole todo lo que había hecho por el mundo del fútbol, pero hubo algo que me hizo cambiar radicalmente mi opinión sobre el francés. Una acción muy fea que me derrumbó el mito. En ese momento para mi Zidane descendió al infierno de los villanos. El cabezazo que le propinó a Materazzi en la final del Mundial se me clavó en el alma. Me sentía traicionado por ese virtuoso del balón. No le veía capaz de hacer semejante cosa. Pero así ocurrió…
Ese cabezazo hizo que me pillase un cabreo monumental con él. Un jugador de su talla, ejemplo a seguir para muchos niños, no podía hacer algo así y menos en una fecha tan señalada como lo era la final del Mundial, cuando millones de espectadores en todo el mundo estaban pendientes de ese partido…
Mi enfado llegó hasta tal punto que le desbanqué del trono en el que le tenía… hasta el jueves. Y digo hasta el jueves porque el documental me hizo darme cuenta de que Zidane, aunque a muchos les cueste creerlo, es un ser humano igual que tú y que yo. Viendo las escenas en su casa jugando al fútbol con sus hijos o las charlas con sus hermanos y amigos me percaté de que Zidane también es una persona normal. ¿Y a quién no le ha superado una situación hasta el punto de hacer algo sin pensar en las consecuencias? Eso mismo le pasó a “Zizou” ante Materazzi. No supo mantener la calma ante las provocaciones del defensor italiano y actuó mal. Eso lo sabemos todos. Incluso él. Pero no podemos juzgar al astro francés por una acción puntual (por muy grave que sea), sino por toda su trayectoria y la del gran Zinedine Zidane es impecable. Más que por los numerosos títulos que adornan su palmarés, el “10” de la selección francesa destacaba por una cosa: era una gran persona. Y todos los que le rodeaban coincidían en ello.
Rectificar es de sabios y es lo que yo pretendo hacer hoy con esta carta. Han sido dos años renegando de tu clase y de tu brillante juego justificándome con ese maldito cabezazo. Pero nunca es tarde para darse cuenta. Por encima de todo está tu fútbol y las lecciones magistrales que nos has ofrecido sobre el campo. Siento haberme portado mal contigo…
Antes de despedirme, quiero darte las gracias por todo lo que me has dado, "Zizou". A mí y al mundo del fútbol. Nunca más habrá otro como tú. ;-)
Firmado: un amante del fútbol que te echa de menos sobre los terrenos de juego.
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