La calurosa noche del sábado trajo consigo uno de los platos fuertes de la programación de la Feria 2008. Melendi se pasó por Manzanares dando caña al público congregado en el Auditorio Municipal “La Pérgola” durante la hora y cuarenta y cinco minutos que duró el concierto. El cantante asturiano, muy cómodo sobre el escenario y entregado a sus fans durante todo el espectáculo, interpretó los temas más conocidos de su discografía.
Al filo de la medianoche se apagaron las luces del Auditorio Municipal “La Pérgola”. Acto seguido hizo su aparición sobre el impresionante escenario Melendi, quien con un “¡arriba!” empezó a caldear el ambiente. No hubo tiempo para que el público se metiera poco a poco en el concierto. Ya desde el principio los temas que fueron sonando obligaban a los allí presentes a moverse a un ritmo frenético. “Gangs of London”, “Extremoduro” y “Quisiera yo saber” abrieron fuego en una noche que se preveía larga.
Durante el primer descanso que se tomó entre canción y canción Melendi quiso dejar las cosas claras. Casi a capela el asturiano entonó uno de los himnos más conocidos por la sociedad española: “Alcohol, alcohol, hemos venido a emborrachanos y el resultado nos da igual”. Con esto se ganó al público, al que trató siempre de igual a igual. “Somos personas normales, tanto Melendi como ustedes, así que disfrutemos todos juntos”, dijo el cantante.
“Hablando en plata”, “Con sólo una sonrisa”, “Quiero ser feliz”, “Loco”, “El mesías de Vallecas”… Una a una Melendi fue repasando las canciones más conocidas de su carrera discográfica. Con su peculiar estilo el cantante reivindicó a través de sus letras una sociedad en la que cada uno pueda hacer libremente lo que le venga en gana.
Tras catorce temas llegó el cambio de tercio. El rock y la rumba dejaron paso a las guitarras acústicas y el concierto se volvió más íntimo, aunque no perdió su tinte reivindicativo. Pero sin duda alguna, el momento con más decibelios se vivió justo antes del tema que da nombre a su segundo trabajo, “Que el cielo espere sentado” porque Melendi, presa del calor de la noche manzanareña, decidió quitarse la camiseta para dejar a la vista sus impresionantes tatuajes. El sector femenino del público agradeció este gesto.
Durante todo el concierto se vio a un Melendi entregado al público y muy enchufado. Prueba de ello fue la complicidad que se respiró en todo momento y la confesión que hizo el asturiano: “no quiero quedar como el típico cantante pelota que dice que está muy a gusto por cumplir, pero es que hoy me lo estoy pasando pirata y creo que se nos nota a todos. ¡Que siga la fiesta!”.
Los minutos pasaban y el concierto iba llegando a su fin, pero la intensidad no bajaba. Y como la música era un convidado más a la fiesta, hubo tiempo para otras cosas. El artista es de los que sostiene que “cada concierto es distinto” y así se pudo comprobar cuando, en respuesta al grito “¡somos campeones de Europa!”, el auditorio entero empezó a entonar con fuerza el “Yo soy español”.
Alrededor de las dos menos cuarto de la noche, tras veinticinco temas y más de cien minutos de concierto, Melendi se despidió de todos dejando un buen sabor de boca entre el público manzanareño.
Por último, hay que destacar la amabilidad con la que el cantante atendió a los medios de comunicación antes de saltar al escenario. Durante la entrevista el asturiano confesó que “la gira de verano de este año estaba siendo más calmada y la estaba disfrutando más de los conciertos”. También reconoció que lo que más le gusta del proceso de grabar un disco es el directo “porque es cuando se ve realmente si gusta o no al público”. Por lo menos entre el público manzanareño sí gustó el concierto que Melendi ofreció. Se puede decir que el cantante salió por la puerta grande de “La Pérgola”.