23 de diciembre de 2007

Iker Casillas y Rafa Nadal reunieron a sus amigos para luchar contra la malaria

Las fechas navideñas son elegidas por muchos para realizar actos benéficos. En esta ocasión fueron Iker Casillas y Rafa Nadal los que aprovecharon la tranquilidad de estos días para reunir a la élite del deporte para tratar de recaudar fondos para luchar contra la malaria, una enfermedad prevenible y curable que causa anualmente más de un millón de muertes. El Telefónica Arena de Madrid acogió este evento en el que el público pudo disfrutar viendo a algunos de los deportistas más reconocidos de España haciendo sus pinitos con la raqueta de tenis y con el balón de fútbol. Todo esto estuvo acompañado de varias actuaciones musicales y del gran ambiente de fiesta reinante durante toda la tarde-noche del pasado jueves.

Casillas y Nadal lograron superar el reto que se propusieron el pasado 20 de noviembre sobre el césped del Santiago Bernabéu: llenar el Telefónica Arena para luchar contra la malaria. Se vendieron las 7.500 entradas que salieron a la venta y esto hizo que el recinto presentara un gran aspecto. Al final se recaudaron 100.000 euros para la causa, que salvarán alrededor de 100.000 vidas, ya que el dinero se destinará a comprar mosquiteras para luchar contra los mosquitos que transmiten la enfermedad. Todo un éxito.

Nadie quiso faltar a la cita para luchar contra la malaria. En el bando de Iker Casillas se alinearon sus compañeros de equipo Diarrá y Sergio Ramos, los tenistas David Ferrer y Feliciano López, el vencedor del Tour de Francia de 2006 Óscar Pereiro, el golfista Sergio García, un genio del motor como Álvaro Bautista, el líder de Pignoise y ex-jugador del Real Madrid Álvaro Benito, el actual director deportivo de la Selección y antiguo defensa del conjunto blanco Fernando Hierro y Fernando Alonso, uno de los más vitoreados de la noche. En el equipo contrario, junto a Rafa Nadal jugaron su tío y ex-culé Miguel Ángel Nadal, el tenista Carlos Moyá el arquero del Getafe Pato Abbondanzieri, el último campeón del Tour Alberto Contador, el automovilista Pedro De la Rosa, los jugadores blancos Cannavaro y Raúl y los sevillistas Kanouté y Jesús Navas.

Este “Amigos de Iker VS Amigos de Nadal” comenzó con un partido de tenis en el que los deportistas iban turnándose en ambos bandos con cada juego. Del lado del equipo de Nadal la pareja titular del jugador mallorquín fue el Pato Abbondanzieri. Al argentino se le vieron buenas maneras con la raqueta. En el otro lado de la red comenzaron jugando el tenista David Ferrer haciendo pareja con Iker Casillas, quien hizo pasárselo en grande a todo el público con su peculiar estilo. El de Móstoles demostró que se le da mejor el fútbol, ya que cuando golpeaba la bola ésta iba a todos sitios menos al campo contrario. Incluso la envió al techo en una ocasión, lo que provocó los aplausos de los asistentes y de sus propios compañeros.

De todos los no tenistas que cogieron la raqueta sin duda alguna a los que más habilidad se les vio fue a los ex-jugadores de fútbol Fernando Hierro y Miguel Ángel Nadal, aunque Raúl tampoco se quedó atrás. El partido de tenis se decantó del lado de los amigos de Casillas con un marcador de 6-3.

Mientras los empleados trabajaban duro para transformar la pista de tenis en un campo de fútbol indoor, Álvaro Benito y sus compañeros de Pignoise ofrecieron al público algunos de sus temas de su discografía. No fue la única actuación de la noche, ya que Chenoa fue la elegida para poner el broche de oro a la fiesta contra la malaria.

Una vez todo estuvo en orden se dio inicio a la pachanga de fútbol. Hay que destacar los continuos piques de unos y otros deportistas, que se lo tomaron tan en serio que Rafa Nadal y Jesús Navas fueron amonestados por Rafa Guerrero, el famoso linier del “Rafa, no me jodas”. Aunque, claro está, todo fue en clave de humor.

A pesar de ser un acto benéfico en el que reinó el buen humor (Diarrá provocó las risas de muchos al ponerse bajo los palos durante una gran parte del encuentro), la mayoría de los cracks del deporte estuvieron muy enchufados. Al que más activo se le vio fue a un Rafael Nadal que bien podría fichar por cualquier club de Primera División. El primero de sus seis goles fue para enmarcar: caño a Sergio Ramos, una marsellesa que bien la podría haber firmado Zidane y un disparo seco a la cepa del poste izquierdo que Casillas vio entrar sin poder hacer nada. Aunque si este gol fue bonito, no le fue a la zaga el que le metió Fernando Alonso al Pato Abbondanzieri de vaselina. De auténtico jugón. El público supo recompensar el esfuerzo y la belleza de algunos goles con sus aplausos.

Al final del partido de fútbol los amigos de Casillas se impusieron con un claro 10-7 por lo que, unido este resultado al del tenis, el marcador reflejaba un empate. Se decidió lanzar una tanda de penaltis en la que Kanouté sustituyó al Pato Abbondanzieri bajo los palos. Y no lo hizo mal. Paró uno de los penaltis y gracias a eso su equipo, el de Rafa Nadal, se alzó con la victoria.

Por encima de la victoria simbólica del equipo de Nadal está el hecho de que todos los deportistas se unieron con un fin, que no era otro que la lucha contra la malaria. Gracias a ellos y al público, que pagó religiosamente su entrada, se van a poder evitar muchas muertes. El Telefónica Arena le metió un golazo por la escuadra a la malaria.

17 de diciembre de 2007

La Copa del Rey no se merece este trato

El otro día escuché una conversación que me llamó poderosamente la atención. Un par de tertulianos, reunidos en esa gran fuente de sabiduría como es la barra de un bar, debatían sobre el Barça-Real Madrid del próximo domingo. De repente, uno de ellos argumentó que los azulgranas llegarían más descansados al clásico porque los merengues juegan Copa del Rey entre semana. Su compañero de cervezas, sorprendido, preguntó: “¿Copa del Rey otra vez? ¡Si hay partidos todas las semanas! A este paso llegan a la final dentro de un mes”. Pues no, aunque cueste creerlo, el miércoles se va a disputar la tercera (y por fin última) tanda de partidos de la ida de los dieciseisavos de final de esta competición tan devaluada.

Nadie recuerda ya cuándo empezó esta ronda de la Copa del Rey. Pues bien, el trece de noviembre arrancaba la ida de los dieciseisavos de final de esta competición, primera ronda en la que los equipos de Primera División entran en liza. Un mes más tarde, el doce de diciembre, se jugaban otros cuatro partidos. Y este miércoles, por fin, se disputarán los tres últimos encuentros que finiquitarán esta interminable ida de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey.

Lo peor del caso no es que se tarde más de un mes en jugarse la mitad de una ronda, sino que dentro de ese mismo tiempo la competición estará en semifinales. Toda una locura de calendario. Además de todo esto hay que contar con que, por culpa de la vuelta de los dieciseisavos, los jugadores dispondrán de menos vacaciones, ya que se jugará el próximo 2 de enero. Este hecho denota la raíz del problema: la importancia de la Copa del Rey es mínima y aquí se puede apreciar que está metida en el calendario con calzador.

Parece mentira que un trofeo tan prestigioso como lo fue (y lo debería ser) la Copa del Rey quede relegada al ostracismo y no pase de ser un incordio para los equipos temporada tras temporada. Los continuos cambios de formato tampoco ayudan a relanzar esta competición. Y es que un año se juega a partido único hasta cuartos de final y al siguiente se juega a doble partido desde el principio por presiones de los equipos grandes tratando de evitar posibles sorpresas indeseadas. Mientras todo esto ocurre la competición se va devaluando y va perdiendo interés poco a poco, ya que desaparece el factor sorpresa que tienen las eliminatorias a partido único. Para colmo son esos clubes grandes los que tampoco aportan su granito de arena porque bien es sabido que la Copa sirve para que los menos habituales tengan sus minutos.

Con el actual formato se pierde la principal característica de la Copa del Rey: las sorpresas. Es muy difícil que un equipo de 2ªB llegue a ganar una eliminatoria a doble partido a un equipo de Primera. La magia de aquel Alavés de Segunda División, que eliminó al Real Madrid en el mismísimo Santiago Bernabéu, o la del Numancia de 2ªB, que casi toma el Camp Nou, desaparece por completo. Los equipos grandes apuestan por estas eliminatorias a doble partido porque se evitan posibles “crisis” producidas por caer eliminados por cualquier modesto. Pero el que más pierde, sin duda alguna, es el fútbol, que ve cómo se desarrollan las rondas sin ningún tipo de emoción.

Algo hay que hacer con la Copa del Rey para evitar que acabe desapareciendo del calendario futbolístico. Michel Platini, presidente de la UEFA, parece que ya se ha puesto manos a la obra y quiere que el campeón de esta competición obtenga un pasaporte directo para la Champions League. Seguro que así los clubes grandes se la tomaban más en serio.

De todas formas, España debería aprender de Inglaterra, ya que en este aspecto los británicos nos ganan por goleada. Es tal la importancia de su Copa que incluso la Premier League hace un parón en su calendario para que se disputen los partidos. En las primeras rondas el torneo comienza siendo entre clubes amateurs y conforme va avanzando la competición se van integrando los equipos de la Premier League. Todas las rondas se disputan a partido único en el campo del club de menor entidad, por lo que la emoción y las sorpresas están garantizadas. Y la final, para poner el broche de oro, se juega en el santuario del fútbol inglés: en el mítico estadio de Wembley.

Como amante del fútbol pido a los responsables de la Federación Española de Fútbol (FEF) y de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) que se lo piensen mejor para que la próxima temporada se recupere la esencia del torneo. Por el bien del fútbol, salvemos la Copa del Rey.

11 de diciembre de 2007

"Sonríe, esta facultad es una broma"

La facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid es muy peculiar. Y no lo es sólo por sus sangriadas, famosas en todo el campus universitario. Entre esas cuatro paredes de feo y gris hormigón puede pasar de todo. A sus alumnos ya no les sorprende nada de lo que ocurra. Y es que allí mismo se pueden encontrar casos de asignaturas matriculadas por Internet que desaparecen misteriosamente de los expedientes de Secretaría hasta días enteros de oscuridad y caos provocados por un apagón de luz. La última, traída directamente desde el Rectorado de la UCM, es que quieren cerrar el Instituto Universitario de Comunicación Radiofónica (IURC), popularmente conocido por “la radio de la facultad”. Y eso que se trata de una de las facultades de Periodismo más prestigiosas de España en la que, supuestamente, los alumnos deberían poder contar con unas infraestructuras en condiciones para poder adquirir los conocimientos prácticos necesarios para desempeñar su labor en el futuro… Pero nada más lejos de la realidad: “no es oro todo lo que reluce”.

Siguiendo con los dichos populares, en el caso que nos ocupa, el del intento por parte del Rectorado de cerrar Radio Complutense, podríamos aplicar el de “poderoso caballero es don dinero”. Todo el mundo acepta que en esta vida cualquier acción la rige el aspecto económico. Pero en el caso de la universidad entran en conflicto otros valores. Qué debería primar, ¿la preparación de los alumnos o el beneficio económico de unos pocos?

El Instituto Universitario de Comunicación Radiofónica recibe numerosas y suculentas ayudas para renovar los equipos y para mantener su emisión con normalidad. Pero nadie sabe adónde van a parar esas cantidades de dinero. Por lo menos a las infraestructuras no porque todo aquel que pasa por los estudios de la radio puede disfrutar de unos equipos de la época “de cuando Franco era corneta”. ¿Alguien, aparte de los más veteranos, conoce para qué sirven los reproductores de cinta abierta? ¿Quién los usa en la actualidad? ¿Tan caro resulta comprar unos reproductores de CD’s que funcionen? Estas y otras preguntas son las que se hacen los cerca de mil alumnos que tienen el privilegio de realizar prácticas en Radio Complutense.

Parece ser que a los señores del Rectorado no les basta con que los alumnos de la facultad de Ciencias de la Información terminen sus carreras con un claro déficit de preparación en cuanto al aspecto práctico se refiere (¿para qué sirven tantos estudios de radio, televisión y fotografía si prácticamente no se usan?). Ahora quieren eliminar el único reducto con el que los estudiantes pueden “matar el gusanillo” y adquirir a la vez esa soltura que sólo se aprende haciendo radio. ¿Qué tipo de interés está oculto en esta acción? ¿A los altos cargos del rectorado no les basta con lucrarse a costa de una radio a la que cada vez llega menos dinero, que ahora quieren deshacerse de ella? Parece ser que no. Y es que cada vez son menos las ayudas que el IUCR recibe para tratar de atender de una forma digna a sus alumnos. Hace pocos años había veinte becarios encargados de que todo saliera correctamente, pero, tras la última “reducción de personal”, serán dos las personas que coordinen a casi mil alumnos. ¿Esto es posible? Que venga Dios y lo vea…

Mientras todo esto pasa, los estudiantes, como buenos universitarios que son, no se van a quedar de brazos cruzados. Intentarán luchar por conservar algo que es suyo y, de paso, pedir que se mejoren las infraestructuras. A ver si por fin algún día pueden dejar de decir esa frase que apareció en forma de pintada en la puerta de uno de los servicios (véase la fotografía) y que sirve también para titular este artículo: “sonríe, esta facultad es una broma”.

2 de diciembre de 2007

¿Qué le pasa realmente al Barça?


El síndrome que sufren los azulgranas es para estudiarlo en la mejor universidad de psicología del mundo. Tan pronto enamoran con su juego de dibujos animados como se transforman de la noche a la mañana en un equipo mediocre cuyos jugadores deambulan por el campo sin encontrar su rumbo. Y, casualidad o no, la peor cara del Barça se ve siempre lejos del Camp Nou. ¿Qué le pasa realmente a este equipo? A continuación se intentan discernir algunas de las causas del paupérrimo rendimiento de los culés.

Mientras muchos ven en el Barça el mismo problema que ya sufrió el Real Madrid de “los galácticos”, el fin de un ciclo, otros, esperanzados porque vuelva el juego que enamoró a toda Europa hace no mucho tiempo, buscan otro tipo de causas para explicar el bajísimo rendimiento de los culés esta temporada: acomodo de las estrellas disfrutando de su estatus, pretemporada mal planificada, falta de mano dura por parte del entrenador, jugadores conformistas sin hambre de títulos al haberlo ganado (casi) todo, ovejas negras… Pero aparte de esto algún fenómeno paranormal debe producirse en ese vestuario. No puede ser que los mismos jugadores jueguen tan bien en el Camp Nou y rocen la mediocridad fuera de casa. ¿Síndrome del Camp Nou? Nadie puede afirmarlo con rotundidad, pero ahí están los resultados.

Fantasmas aparte, la principal razón de este bajón de juego y de resultados la podemos encontrar en las múltiples bajas que el equipo ha sufrido en este inicio de campaña. De todas ellas, sin duda alguna, las que más ha acusado el Barça han sido las de Deco y Eto’o. El portugués aportaba seguridad en el mediocampo y equilibrio al juego del equipo. Ninguno de sus sustitutos ha sido capaz de realizar ese espléndido “trabajo sucio” que Deco desempeña “pegándose” con todos los contrarios para impedir que jueguen el balón con facilidad. Dicho trabajo muchas veces pasa inadvertido, pero es vital para que este Barça funcione.

Por su parte, Samuel Eto’o, que sólo ha podido disputar un partido esta temporada, aporta al equipo esa garra y esa lucha que sólo Puyol parece demostrar ahora en el terreno de juego. Si por algo se caracterizaba el equipo culé era porque el primer defensa era el delantero centro, que presionaba la salida del balón del rival desde el área contraria. En eso el camerunés era una pieza clave. Además de todo esto, desde que Eto’o se lesionó se echa en falta esa facilidad para meter goles de la que presumían los culés. Ni Henry, ni Bojan, ni ningún otro gozan de ese gol que sí tiene el “9” azulgrana.

Respecto al rendimiento de algunos jugadores, todo el mundo coincide en que Ronaldinho ya no es el que era. El que fue considerado como mejor jugador del mundo hace un par de años ha pasado al ostracismo. El brasileño ya no demuestra tanta explosividad como antes y simplemente aparece en los partidos para dejar algún destello de calidad que no sirve para mucho. Rijkaard por fin le ha mandado al banquillo y parece que el “10” ha reaccionado. En los últimos partidos se le ve más participativo cuando salta al campo, pero aún así todavía le falta mucho para ser aquel jugador desequilibrante.

De momento el Barça se mantiene en lo alto de la clasificación a pesar de todos los problemas. Gran parte de culpa la tienen Iniesta, Messi y Xavi, “esos locos bajitos”, como los califican algunos. Los tres canteranos (el Barça demuestra una vez más que cuida sus categorías inferiores), junto a otros como Puyol, están sustentando al equipo en los momentos más difíciles. Aunque mucho tiene que cambiar por “Can Barça” si no quieren que el Real Madrid, penoso en su juego, pero impecable en cuanto a resultados, se escape en la clasificación de la Liga.

Para alegría de los aficionados barcelonistas, tanto Samuel Eto’o como Deco volverán a jugar dentro de poco. Se espera que con la vuelta de ambos desaparezcan los fantasmas y el equipo reaccione. A ver si con ellos el Barça vuelve a ser aquel equipo que conquistó dos Ligas y una Champions League y olvida el “síndrome del Camp Nou”…