14 de abril de 2008

¿Cómo se hace un periódico?

Desde que una noticia es escrita hasta que una persona puede leerla tras comprar el periódico en el quiosco al día siguiente ha tenido que pasar un proceso que no todo el mundo conoce. Mucha gente sabe que los diarios nacen en una redacción, pero, ¿también se imprimen allí? La respuesta, lógicamente, es negativa. Donde de verdad el periódico toma forma es en los centros impresores, que son los encargados de volcar toda la información del archivo informático en el papel. ¿Quieres saber en qué consiste el proceso? A continuación explicamos cómo se imprime El Día de Ciudad Real en “Lozano Artes Gráficas”, una empresa familiar de Ciudad Real que ya lleva más de veinticinco años en el sector.

“Accidente en la A-4 a la altura de Manzanares (Ciudad Real). Un vehículo se ha saltado la mediana y ha colisionado frontalmente contra un camión. Hay dos víctimas mortales y tres heridos de gravedad”. El teletipo acaba de llegar a la redacción. Uno de los periodistas acude raudo y veloz hasta el lugar de los hechos acompañado de un fotógrafo. Grabadora en mano, el redactor pregunta a la Policía y a los posibles testigos qué puede haber pasado, el fotógrafo toma las mejores imágenes del siniestro y los dos vuelven a la redacción para transformar todo eso en una noticia. Tras unos minutos, ésta por fin nace y se integra dentro de la sección “Sucesos” del periódico.

Son las diez de la noche, hora oficial de cierre de El Día de Ciudad Real. El diario está terminado y el archivo en PDF está siendo enviado a los servidores del centro impresor “Lozano Artes Gráficas”. El personal de la redacción se marcha a sus casas después de una dura jornada laboral, pero todavía no ha terminado todo el trabajo. Los impresores recogen el testigo y siguen con el proceso. El periódico debe tomar su forma natural para estar puntualmente en el quiosco por la mañana. No hay tiempo que perder.

Las páginas del diario han sido recibidas en el servidor del centro impresor. Desde aquí se descargan y se procede a su imposición. Bastante han cambiado los tiempos desde que no hace mucho las páginas debían imprimirse en acetato… Antes eran las redacciones las encargadas de llevar a los centros impresores las páginas impresas en este material, por lo que el proceso era mucho más lento. Gracias a su automatización, es mucho más sencillo incluir cambios de última hora en las páginas del periódico.

El nacimiento del periódico empieza una vez recogida la información en el servidor. Una máquina ordena automáticamente todas las hojas que compondrán el diario. Antes, en la redacción se han encargado de definir si el número tiene 72, 64 ó 56 páginas y cuáles de ellas serán impresas a color. En este punto del proceso es cuando entra en juego el personal humano, quienes se encargan de darle un último repaso a todo el trabajo para ver si hay algún problema. Si existiera (por ejemplo, páginas repetidas o defectuosas), se avisaría a la redacción del periódico para que lo subsanasen, y si no, se seguiría con el proceso.

Una vez está todo en orden, una máquina se encarga de plasmar, mediante la técnica del CTP (“Computer to plate”, directo a la plancha en castellano), cada una de las hojas en una plancha de aluminio, que serán las encargadas de imprimir el contenido en el papel. Mientras tanto, los trabajadores se han encargado de preparar la rotativa, tarea nada fácil. Deben colocar las pesadas bovinas de papel (de unos 500 kilos cada una) en su lugar y tensarlas bien, ya que si se pierde la tensión o se rompe el rollo de papel hay que parar de imprimir para reajustar todo. También hay que comprobar que los niveles de tinta están en orden. Y, cuando la información ha terminado de ser plasmada en las planchas de aluminio, éstas se colocan en su lugar. Es aquí cuando empieza el proceso de impresión propiamente dicho.

Al darle al botón que activa la rotativa el ruido se apodera de la nave. A una velocidad de vértigo, el papel va pasando por distintas fases a través de la compleja maquinaria. Su recorrido se inicia en la bovina, desde donde se dirige a las distintas planchas, que van imprimiendo la información en las páginas en tres fases de acuerdo a la tonalidad del color base: magenta, cyan y amarillo. A continuación, con el papel ya grabado, la tira discurre por una guillotina, que va cortando las páginas, en cuadernillos de dieciséis hojas (este dato depende del formato del periódico), para que posteriormente sean embuchadas, conformando así el resultado final. Este proceso, que parece tan sencillo, requiere de una planificación minuciosa, ya que si la cadena falla en algún punto el resultado no será el esperado.

Sobre las dos de la madrugada los trabajadores de “Lozano Artes Gráficas” se disponen a terminar de empaquetar los miles de ejemplares que acaban de ser impresos. Un nuevo número de El Día de Ciudad Real está recién salido del horno esperando a que los repartidores comiencen a distribuirlos por todos los quioscos de la provincia. Puntuales a su cita con la información, por la mañana temprano miles de lectores adquirirán sus ejemplares dispuestos a enterarse de la actualidad. Muy seguramente, sin reparar en el proceso que ese montón de papel ha seguido hasta llegar a sus manos…

11 de abril de 2008

¡Maldito último minuto!

¡Qué injusto es el fútbol! El Getafe no se merecía un palo así de duro. Este gran equipo acarició la gloria con la punta de sus dedos durante más de dos horas. Pero “el dios del fútbol” sacó a relucir su lado más tenebroso dejando a sus jugadores con la miel en los labios una vez que ya estaban casi saboreándola. Ni tan siquiera el todopoderoso Bayern de Munich pudo con el Getafe. Sólo la mala suerte hizo que no se cumpliera el sueño de toda España. Porque serán los alemanes y no los madrileños los que paseen sus colores por las semifinales de la Copa de la UEFA. Llantos, muchos llantos, se derramaron al final del partido. Pero algo quedará por encima de todo: el coraje que tuvieron diez jugadores plantándole cara y mostrando cómo se juega al fútbol a uno de los grandes equipos de Europa. Provocaron que toda España vibrase con su juego y que maldiciera hasta la cerveza alemana. El fútbol es así y nada se puede hacer sino alegrarnos por este equipo modesto que ha demostró que se pueden conseguir grandes éxitos sin necesidad de tener un presupuesto desorbitado. Grande este Geta. Seguro que pronto te veremos otra vez por estos lugares privilegiados...

Diez y media de la noche. Todas las crónicas estaban terminadas. Las portadas de los periódicos iban a reflejar la alegría de un Getafe haciendo historia al colarse en las semifinales de la Copa de la UEFA. El partido estaba siendo épico. El equipo azulón estaba dando una lección de buen fútbol y de orgullo, jugando con un hombre menos casi desde el inicio tras la expulsión de De la Red. Mientras tanto, el Bayern de Munich acechaba una y otra vez la portería azulona sin conseguir premio alguno. El marcador reflejaba un 1-0 desde el minuto 43 merced a un gol de casta de un Contra otra vez convertido en héroe. El jugador rumano recogió el balón en su campo y echó a correr, dejó atrás a dos defensas con un elegantísimo slalom y batió a Khan desatando la locura en Getafe.

Los azulones controlaron el “tempo” del partido en todo momento. Casquero y Celestini se estaban comiendo ellos solitos a los rudos centrocampistas germanos. Pero no eran los únicos jugadores del Getafe que estaban dando un recital: Cortés (¿no es un buen lateral derecho para la Selección?) recorría una y otra vez toda la banda para atacar y defender con una solvencia exquisita, Tena y Belenguer (vista la escasez de centrales nacionales, ¿por qué no llevar a este último a la Eurocopa?) mantuvieron a raya a delanteros de la talla de Luca Toni, Ribery y Klose, Abbondanzieri pedía calma a los suyos cuando ésta faltaba, Manu del Moral primero y Braulio después se batían el cobre contra un Lucio tan bestia como buen defensa… Todos rindieron a un nivel excepcional. Todos, absolutamente todos, se dejaron la piel en el campo. Así, no fue extraño que varios jugadores azulones se tirasen al suelo exhaustos y con calambres en las piernas. Porque, no hay que olvidarlo, el Getafe estaba comiéndose a todo un Bayern de Munich ¡con diez jugadores!

Quedaban apenas dos minutos para que el árbitro pitase el final y la alegría estallase en el Coliseum Alfonso Pérez. El partido estaba prácticamente terminado, pero las risas se transformaron en llantos de repente. Ribery, en el último suspiro del partido, empataba la contienda y mandaba a todos a la prórroga. Gran chasco para todos. Pero en ese momento de impotencia, los aficionados dieron una lección a toda Europa y, lejos de decaer, se levantaron y empezaron a animar a los suyos con todas sus fuerzas. El estadio y toda España era azulona…

Los alemanes estaban aterrorizados y se notó en el inicio de la prórroga. Cual púgil ganador, Casquero y Braulio lanzaron dos derechazos a la mandíbula que los alemanes encajaron sin que pudieran defenderse. Les pillaron por sorpresa, no se esperaban un ataque de tal magnitud. Ni ellos, ni tan siquiera todos los aficionados del Getafe, que se debatían entre la alegría y la incredulidad. El Bayern de Munich estaba noqueado y así se vio durante los siguientes minutos. Sus jugadores fueron incapaces de conseguir un gol. Pero el fútbol tiene estas cosas y los equipos alemanes poseen ese sello que también caracteriza a los italianos: la suerte de los campeones. Un fallo del Pato Abbondanzieri, que regaló a Luca Toni un gol en el minuto 115, les metió de nuevo en el partido. Y fue otra vez el delantero italiano el que calló a todo el estadio poniendo el 3-3 en el marcador. De nuevo en el último suspiro y mandando una vez más las crónicas de los periódicos y las ilusiones de toda una ciudad a la papelera El Bayern de Munich se clasificaba para las semifinales (sin conseguir ganar ninguno de los dos partidos) a un Getafe que se quedaba a las puertas del cielo.

Toda España, y gran parte de Europa, lanzó el mando de la televisión al suelo maldiciendo a aquel delantero italiano y a la maldita “suerte del equipo grande”. Más de un llanto desconsolado pudo verse en el estadio y en los bares, donde gente de todos los equipos se habían unido bajo la bufanda azul del Getafe. La Copa de la UEFA se había terminado para los getafenses por este año. Pero los aficionados al buen fútbol saben que este equipo volverá. Y para alzarse con el trofeo…